cosas absurdas

ronis19.jpg

Había vivido hasta los veinte años signado por la fatalidad: estaba convencido de que algo terrible iba a sucederle a los treinta. Cuando esa amenaza se disipó, vivió los siguientes diez años con la tensión de un árbitro en el último minuto de un partido. Y nada sucedió tampoco: ojeras por las mañanas, teléfonos todo el tiempo, sensación de parque que se seca. Nada terrible iba a pasar; eso era lo terrible: patinar lentamente por aquella espiral, descubrir en cada curva que la espiral no estaba rota. Ya no sería boxeador, ni marchand; pero todavía podía robar un Banco, caminar hasta nueva Delhi o matar a palos a un anciano. Cuando sobra tiempo se piensan cosas absurdas.

de Historia de Teller…

Deja un comentario